El horario escolar era agotador, se prolongaba desde el alba hasta la tarde, con una breve interrupción para el almuerzo y se descansaba únicamente un día a la semana.
En compensación había largos periodos vacacionales en verano, diciembre y marzo.
El material escolar para escribir consistía en un rollo de papiro, libri, en los que se escribía con una caña afilada calamus o una pluma y tinta negra, y las tablillas de cera en las que se escribía con un punzón, stilus.
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